¡No todo en la vida es trabajo!
Por eso, si eres de las personas que desea tener vida después de tu jornada laboral, aquí te dejamos algunas recomendaciones que te serán útiles para cuando sientas que no puedes parar de trabajar.
Clasifica tus pendientes – Urgentes, importantes y cotidianos.
Lo anterior te ayudará a identificar el orden en que deben de realizarse, en especial aquellos que van seriados.
Ponte un número de tareas al día (además de las reuniones).
Aunque nos gustaría dejar todos nuestros pendientes en cero, la realidad es que no es viable. Por ello, lo mejor es ir avanzando tarea por tarea con toda nuestra atención.
Aparta espacio en tu agenda para trabajar.
Suena raro, lo sé, pero eso nos ayuda a concentrarnos durante el tiempo necesario para esa única actividad y, por ende, a tener un mejor desempeño.
Respeta tu horario de comida.
Esto no incluye comer en tu escritorio. Tanto tu cuerpo como tu mente necesitan despejarse y la hora de la comida es primordial para ello. Procura moverte de lugar al momento de comer y, si es posible, al finalizar dar una pequeña vuelta a la manzana. Créeme, te ayudará a concentrarte mejor al regresar al trabajo.
Procura tener reuniones solo si son necesarias.
Sigue la regla: si se puede explicar en un mensaje, no es necesaria. Es importante que cuidemos nuestro tiempo. Ojo, eso no aplica si es un trabajo conjunto.
No tengas miedo de hacer planes fuera del horario laboral.
Por muy tonto que se oiga, en ocasiones la culpa por no terminar todo el trabajo nos hace quedarnos más horas de las debidas parar poder completar los pendientes. La realidad es que el trabajo nunca se termina y debes respetar tu horario laboral para poder realizar otro tipo de actividades fuera de la oficina.
Aprende a decir “claro, mañana lo atiendo”.
Cuesta mucho trabajo, lo sé, pero no es imposible. Aunque al principio sentirás que dejas el trabajo “botado”, la realidad es que al iniciar el día será lo primero que realices y tendrás la mente más despejada para ejecutar la tarea sin problema.
Realizar alguna actividad física, tu cuerpo te lo agradecerá.
Tantas horas sentados enfrente de un escritorio no son buenas para tu cuerpo y te puede acarrear diversas enfermedades. Caminar, correr, bailar o practicar alguna disciplina es una buena opción para mover tu cuerpo.
No siempre tendrás un buen día, pero eso no significa que afecte el resto.
Saber sobrellevar un mal día es una de las cosas que no te dicen, pero que se viven con frecuencia.
Ante esta situación, no te lo tomes de forma personal: trata de despejarte e inicia el día siguiente con una mente clara y optimista, verás que encontrarás la forma de hacerle frente a cualquier situación que se presente.
Con éstos consejos, podrás no solo tener un buen desempeño laboral, sino que tendrás el tiempo para disfrutar el resto del día con tus seres queridos sin sentirte culpable.